viernes, 10 de agosto de 2007

Mira si yo te querré

Luis Leante. Mira si yo te querré (Alfaguara, 2007)

El premio Alfaguara de novela, uno de los más importantes en lengua hispana, recayó este año en Mira si yo te querré (Alfaguara, 2007) del escritor y filólogo español Luis Leante, acabando así con la serie de siete años consecutivos premiando novelas latinoamericanas, la más reciente Abril rojo (2006) del peruano Santiago Roncagliolo. Nacido en Murcia en 1963, Leante es autor de otras siete novelas –desde Camino del jueves rojo (1983) hasta Academia Europa (2003)– que recién trascenderán las fronteras de su patria a partir de este consagratorio premio internacional.

Mira si yo te querré es básicamente la historia de amor de Santiago y Montserrat, dos adolescentes en la Barcelona de 1974; un amor que se prolonga por tres décadas y que atraviesa las más increíbles situaciones, incluyendo una larga separación, pues Santiago se enrola en la milicia española que asiste al proceso de descolonización de Marruecos, durante la segunda mitad de los 70’s. Gran parte de la novela se desarrolla en este escenario, en el desierto de Sahara y en un contexto de guerra y pobreza, ya que Santiago es dado por desaparecido y Montserrat viaja hasta allá a buscarlo, envolviéndose en peligrosas aventuras.

Paisajes exóticos, acción, romance y aventuras; Leante ha reunido en su novela todos los elementos para mantener entretenido al lector. Y aun más, ha realizado un meritorio trabajo de montaje casi cinematográfico con la historia, pues la va narrando simultáneamente desde diferentes momentos y lugares, a la manera de un rompecabezas que sólo al final llega a completarse. Todo un alarde de técnicas narrativas aprendidas del boom, especialmente de Mario Vargas Llosa. Hay en la novela detalles que señalan la deuda literaria, como ese comandante Panta encargado de “supervisar” cualquier relación entre la tropa y la prostitución, que remite inevitablemente a Pantaleón y las visitadoras (1973).

Lamentablemente, Leante ha trabajado con menos esmero otros elementos de la narración. El lenguaje, por ejemplo, es siempre transparente y sencillo, mucho más cercano a la norma periodística que a la literaria, con algunas frases hechas y lugares comunes. Pero no encontraremos en todo el libro un adjetivo original o creativo; ni imágenes, símiles o rupturas de la sintaxis en beneficio de la expresión literaria. Lo mismo sucede con los personajes, de una simpleza que llega al esquematismo (Santiago es el típico joven pobre, pero noble de corazón), sin densidad psicológica y evidentemente sin ninguna voluntad para resistir las tormentas de sucesos que los arrastran de un lado para otro.

La historia de Santiago podría leerse como la de un personaje marginado en una sociedad frívola y moderna, que logra hacerse de una familia y el respeto de la comunidad en un contexto social más tradicional y trascendental, el Sahara de los años 70. Pero esa posibilidad de lectura es negada por el propio autor al hacer de la historia de amor (las peripecias de Montserrat en su búsqueda de Santiago) el verdadero eje de la narración. Una historia de amor que, por otra parte, resulta débil e inverosímil, con algunas situaciones (malentendidos, encuentros casuales) más propias de una telenovela. Por eso, los mejores momentos de Mira si yo te querré son aquellos en que Leal deja de lado esa historia de amor y aprovecha mejor el excelente material histórico que tiene entre manos, como en esas 30 páginas que narran el éxodo del pueblo saharaui a través del desierto y en medio de los bombardeos.

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