lunes, 16 de agosto de 2010

La no historia de Apablaza

Eme/A
La tristeza de la no historia
Claudia Apablaza


Siempre me gusta leer novelas extrañas. Lo disfruto cada vez que encuentro en éstas caracteres distintos en su estructura. Me pasó cuando leí por primera vez a Joyce, Bolaño, Larsson, Foster Wallace, o al mismo Reynoso en un primer momento, la lista sigue, nunca termina ni terminará. En este caso, al leer Eme/A de Claudia Apablaza (Chile), sentí que volvía a mi fascinación por la estructura, por la teoría literaria. Leyendo cada capítulo de Eme/A, me pregunto ¿cómo es posible escribir páginas llenas de ideas extrañas?, ¿acaso se tiene que vivir propenso al desequilibrio? Lo cierto es que cada espasmo de locura impresa en el papel se recrea en la mente, compaginando cada pasaje situacional de los personajes con la propia vida del lector. Luego de leer esta novela he tratado de infundir algunas ideas que se pasean por mi cabeza sobre de la actual narrativa latinoamericana; la he llegado a comparar con la narrativa peruana y hay muchas distancias. Quisiera ahondar más en ello, pero mi intensión en esta oportunidad no es escribir una alegoría sobre crítica literaria ni nada por el estilo, solo pretendo escribir cómo me sentí al leer cada pasaje extraño de esta novela que me perturbó y no me dejó pegar los ojos por más noche estrellada que tuve frente a mí en un cielo monocromo chimbotano.

Empezaré describiendo el estilo empleado por Apablaza, el cual, jugando con el lenguaje, comprime diálogos que llegan a una brevedad punzante, dándonos una estocada en el mismísimo corazón. No quiero descomponer todo el libro ya que puede resultar algo pesado y quitaría la fresita del pastel; en este caso el interés por leer la novelita que no pasa de las 98 páginas, como ya es característico en la actual narrativa chilena, así que mejor escogí platicar sobre algunos extractos de capítulos intercalados de la novela, hacerlo algo extraño como esta misma. La tristeza de la no historia, como subtitula a un capítulo Apablaza, nos hinca en la intriga de saber la razón de dicha tristeza y el porqué de la no historia. Empecemos describiendo la No historia. La búsqueda de un equilibrio entre la historia y la no historia de la literatura universal, hace que S, personaje con quien se inicia la novela, extienda su colección de libros inéditos a una superficie impensada, incluso origina una serie de influencias en otros personajes incitándolos a su misma devoción por los textos inéditos, sufriendo cada vez que se publica uno de los textos de su colección, pues para él es importante que no se publiquen textos que al final solo buscarán la identificación editorial y comercial. Me arriesgo a pensar que aquí nos topamos con una crítica a la literatura comercial de los best seller y a las transnacionales casas editoras. La no historia a lo largo de los capítulos, fragmentados en algunos casos a manera de apuntes, nos introduce en el alma de una mujer que vive conflictuada con sus pensamientos, con sentimientos que le desgarran la vida. Esa no historia se tupe indirectamente de circunstancias, pasajes, lugares, incluso comparaciones entre la vida de personajes que aparecen esporádicamente, rescatando recuerdos, rencores, que llegan a confluir en una simple soledad.

A nosotros, los que pudimos sumergirnos entre las páginas de EME/A, solo nos queda repetir el plato y volver a su lectura para fragmentarla y crear imágenes que nos sirvan de molde para escribir algo extraño pero sensato. A lo largo de esta pericia he pensado en crear mi propia no historia. Atrévanse y hagan lo mismo.



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