lunes, 16 de agosto de 2010

Lugar encontrado

En busca de un lugar
Julio B. Orbegozo


Mi entrañable amigo, maestro (SENSEI), Ricardo Ayllón, como todas las veces que edita un nuevo libro en su inacabable editorial, me hizo llegar un ejemplar de En buscar de un lugar, del escritor chimbotano Julio B. Orbegozo, a quien conocí a la distancia y por su libro “Semblanzas Porteñas”. Siempre me sentí intrigado por la narrativa Julio B. Orbegozo, sobre todo por los comentarios que pude escuchar y leer sobre él. Ahora que me llegó este pequeño volumen de 12 cuentos quiero hacer un pequeño comentario de lo que me dejó su lectura.

Como ya es costumbre en los últimos años, la literatura infantil–juvenil va tomando una representación más estable dentro del mercado libresco nacional. Esto es aplaudible en un nivel de fomento a la lectura desde la base pre escolar, solo así tendremos más lectores en profundidad que superficiales. Hago esta pequeña acotación porque quiero llegar a la finalidad que encontré en este volumen de cuentos. Orbegozo, a manera de los antiguos neoclásicos, escribió cuentos moralizadores, ahondando mucho en los problemas que atrae la sociedad de estos últimos años. Con su pluma ágil, se desmanda estructurando cuentos sencillos, de lenguaje popular y legible para el lector. Lo más destacable dentro de los cuentos son esos finales inesperados donde, en dos o tres líneas, termina por declarar la intención de la historia. Cada cuento va acompañado de un dibujo representativo con el que se pretende conseguir que el lector vaya anteponiéndose a la historia narrada, para que así el transcurso sea más ameno y reflexivo. No es un libro difícil, al contrario, es entretenido, en algunos pasajes hasta gracioso. Los personajes varían con el transcurrir de los textos breves: algunos son duros, otros ingenuos, divertidos, pintorescos, de fácil acogida y de representación popular.

No puedo negar lo bien que lo pasé la noche en que leí el libro de un solo tirón. Es imposible pegar los ojos cuando tienes a la mano un libro tan fresco. Incluso lo leí hasta en el baño, donde se disfruta aún más.

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